lunes, 28 de noviembre de 2011

Violencia de género en Presagio de Carnaval

    Renzo es una persona que tiene estudios y oficio, viene a buscar a Ángela en su auto y presume. Ellos hace mucho que son novios. Por eso él trata de ejercer poder sobre ella, que es tan dócil; es porque le tiene miedo, la desvaloriza y se deja manipular, no puede decidir, ella hace lo que él le pida.
    Ángela conoce a Sabino Colque que es un vendedor de yuyos, que es boliviano, es una persona que la hace sentir diferente, la escucha y la comprende; y ella empieza a sentir algo diferente. Pero Sabino, por ser de otro país se siente discriminado por la gente. A él le atrae por ser bonita y simpática.
    Al sospechar que pasa algo con su pareja, Renzo trata de separar a Sabino de que no se acerque, ni siquiera para preguntarle nada. Lo denuncia a la policía para que lo saque del medio, y la policía, como es violenta, lo golpea y lo mata.

Elvira Sánchez - 3er año


    Acerca de Presagio de carnaval uno de los temas para reflexionar fue el de la violencia de Renzo hacia Ángela. Me molestó con sólo leerlo, la insensibilidad del novio de Ángela hacia ella en todo momento, desde lo mínimo como la crítica por verla vestida de cierta forma me parece que es una manera de empezar una relación con violencia, hasta el momento en que la pareja lleva las diferencias y la falta de diálogo a la cama; cuando una relación amorosa no es recíproca ni consentida. Cuando un hombre no sólo por ser pareja de una mujer sino porque es ley de vida sentirse superior a la mujer en todos los aspectos. Pero llevado al cuento es un tema para reflexionar y en la realidad un hecho para no dejar de prestar atención, porque siempre, o casi siempre, hay un factor de violencia de género que nos rodea.
    Por último quiero agregar que en mi caso particular no lo justifico pero como madre y como hija me hago cargo de que aún en la realidad "nosotras" somos aún machistas, y eso debería dejar de existir en la crianza de nuestros hijos!!

Laura Cuitiño - 3er año

    Renzo es un hombre muy autoritario, sabe cómo, dónde y cuándo ejercer el poder para menospreciar a Ángela y hacer que ella se sienta un ser invalorable ante la sociedad. Renzo, un hombre que por ser de familia de bien, piensa y no cabe duda que se cree ser el mejor, y no se da cuenta lo infeliz que es Ángela, una hermosa mujer, fina, delgada, elegante, digna de admirar, nunca podía pasar desapercibida ante cualquier persona, sea hombre o mujer. Una muchacha que detrás de su mirada escondía una triste tragedia que por momentos no podía disimular y se hacía notar ante cualquier persona que se le cruzara.
    No se puede entender en diferentes episodios cómo Ángela lleva y puede enfrentar día a día la mochila que pesa en su espalda y nada de eso solamente, también debía enfrentarse a la cruel humillación de Renzo, teniendo en cuenta que a éste no le importaba nada y sólo quería conseguir verla destruida y como un trapo de piso.
    Era tanta la discrepancia de Renzo contra Ángela que por momentos parecía que la iba a matar. La violencia no sólo es un golpe, sólo basta con las palabras aberrantes que él utilizaba para denigrarla ante cualquiera y donde fuera. Será que Ángela era una muchacha humilde, simple, sencilla, sin maldad alguna, que se podía observar que su actuación era en silencio.

Marcela Rodriguez - 3er año (fragmento)
(ilustración: Gustav Klimt)

sábado, 26 de noviembre de 2011

Acerca de Presagio de carnaval (de Liliana Bodoc)

    Es una novela que cuenta una historia con diferentes matices; habla de la discriminación, de amores que no pueden ser, habla de un vendedor de harinilla incapaz de perdonar, habla de una tienda Lyon donde trabajan 2 mujeres empleadas con problemas: Ángela con anorexia, Graciela que ya es grande y está sola; habla de una plaza con ingredientes muy fundamentales para la narración de la escritora. Cuenta que Sabino Colque llegó de un pueblo de Bolivia llamado Tarabuco, llegó a Buenos Aires con toda la ilusión de todos los bolivianos que hoy por hoy en la actualidad llegan a la Argentina. Sabino se puso a vender en una plaza cualquiera de Buenos Aires. Como no podía ser de otra manera, siguió las costumbres de sus ancestros. Vendía diferentes yuyos que eran buenos para la digestión y para todos los dolores de cualquier índole.
    También estaba Mijail, que era un vendedor bastante atípico. Vendía harinilla; no todos lo podían hacer. También le gustaba observar qué hacían los demás y muchas veces se quedaba con la intriga, si realmente pasaba tal y cual u otra cosa. Quería saber si Sabino había tenido amorío con Ángela o no. También quería saber cómo era el festejo de los entrañables carnavales bolivianos.
    Al final comienza a tener amoríos con Graciela; con alguien que ni él se lo podía creer. Graciela estaba feliz, era algo que ella estaba esperando de hacía mucho: un gran amor.
    También estaba Ángela que es uno de los personajes más débiles de la historia. Ángela estaba muy triste; Renzo que era su novio no la trataba muy bien, no la comprendía. También su papá y su hermano eran cómplices de Renzo; él les daba unos pesos y la dejaba sola, librada a su suerte. Ella trataba de luchar pero no tenía la fuerza necesaria por su enfermedad. Graciela era su amiga pero no la dejaba vivir en paz; continuamente le decía que Renzo era lo mejor, que era un futuro odontólogo, que como él no iba a encontrar.
    A pesar de todo, Ángela pudo darse el gusto de encontrarse con Sabino Colque, aunque más no sea un ratito, y poder sentir la paz que ella tanto necesitaba.
    Todos los personajes de la historia tienen un rol fundamental. La familia de Colque en Bolivia, sus derechos, los políticos que los separan de sus costumbres que son inquebrantables. Mijaíl que transita diferentes ejes de su vida con su padre con los zancos y la herencia de cinco libros que le sirven a Mijaíl para usar el poder sobre su prójimo; y su madre, con mucho dolor, deseando a su hijo lo mejor.
    Renzo, un personaje abusador de su poder sobre la familia de Ángela y de Ángela misma. Y Ángela sin poder salir de una enfermedad que hoy en la actualidad es un flagelo en la sociedad.
    Ángela es una pobre chica que quiere salir de esta enfermedad que es la anorexia pero no puede; su compañera Graciela la empuja al abismo y a su novio sólo le importa el sexo porque ella es muy linda.
    El abuso de poder de los policías con Sabino Colque no debería existir; no tendría por qué haberlo llevado preso a Colque y a su pobre perro.
    La novela está llena de consecuencias cotidianas de una sociedad que cada vez discrimina mucho más; de vendedores de harinilla en cada plaza de Buenos Aires y estudiantes residentes que en los hospitales se creen dueños de los hospitales; de perros vagabundos que nadie se hace cargo pero que a veces aparece un Colque que defiende los derechos de los animales. Los policías capaces de hacer lo que sea para que lo suban de cargo o simplemente hacer daño a una sociedad incapaz de defenderse que está dormida.

Cristina Figueroa - 3er año

Me dediqué a soñar I

Me dediqué por entero a soñar: soñé durante tres meses seguidos acurrucado en mi rincón. Pero un día me di cuenta que no se puede sólo soñar. Porque a los sueños hay que ponerles ganas, fuerzas, no basta sólo con cerrar los ojos y ya; es mucho más que eso. Si así fuera, si sólo con el hecho de poder soñar por tres meses, lo que uno soñara se concretaría, ya ese sueño sería una realidad, porque Dios sabe que le he dedicado más de tres meses a tal sueño y cuando abro los ojos todo sigue igual, así que en vez de soñar voy a hacer que aquel sueño tan perfecto se convierta en realidad.

Diego Veliz - 2do año

Me dediqué a soñar II

    Fue un día soleado y hermoso, cuando estaba en el parque caminando y sin querer tropecé con una piedra, la herida de la rodilla molestaba mucho por su ardor, quedé allí tirada sin poder moverme hasta que vino un muchacho morocho, con ojos azules, muy guapo, y me ayudó a levantarme sin preguntar nada, simplemente me ayudó... Fue entonces cuando quedé impactada por su belleza por unos largos segundos y sólo le dije "Gracias"; él, sorprendido por mi reacción me dijo que no fue nada y que le gustaría volver a verme, fue entonces cuando le dije que frecuentaba el parque y que lo haría la próxima semana. Luego de despedirlo me dirigí a mi casa con millones de mariposas en mi panza; me flechó a primera vista.

    Estuve desde el lunes en que lo vi hasta la próxima semana con el muchacho de ojos azules en mi cabeza. Llegó el día de volver a verlo. cuando llegué al parque no hubo nadie, sólo niños jugando y perros corriendo; fue en ese momento cuando me decepcioné mucho, sentí una frustración gigante y horrible, sentí que el amor no existió jamás para mí. Y desde entonces me dediqué por entero a soñar, soñé durante tres meses seguidos acurrucada en mi rincón, donde me sentí protegida toda la vida y durante esos tres meses, hasta que llegó el amor de mi vida y fue el momento más feliz de mi vida, creí de nuevo en el amor.

Brenda Medrano - 2do año (ilustración: Marc Chagall)

Una gran abuela

    Todos los veranos me voy con mi familia a pasar las vacaciones a la casa de mi abuela. Ella vive lejos, para mi gusto muy lejos, en un país vecino (para llegar viajamos veinte horas en micro) sola, solita; pero a la vez acompañada por sus mascotas, un par de perros con tantos años como ela. Cuando llegamos es todo una fiesta, su humilde casita se ilumina como cuando vivían allí sus hijos, pero aún así en la mirada se le nota a veces que se siente mal, triste. Y eso fue también lo que me atrajo, y me dio más y más ganas de hablarle.
    Nos sentamos una mañana en la puerta de su casa, bajo un gran árbol, y fue allí que me contó de su tristeza. Me dijo que estaba muy enferma y que cada año esperaba con más ansias nuestra llegada, ya que no sabía cuándo sería la última vez que podría pasar un verano junto a nosotros, y eso hacía que todo el año lo pasara pensando en nosotros y extrañándonos. Yo la escuché muy atenta, la abracé muy fuerte y le dije que no pensara en cosas feas, que nosotros también contábamos los días para llegar a su casa y abrazarla, que la queríamos muchísimo y que era la mejor abuela que pude haber tenido, siempre tan atenta y servicial; siempre con tanto amor para dar.
    El verano siguiente sólo volvimos para despedir sus restos. Pero yo hoy estoy feliz por haber podido hablar con ella y expresarle mis sentimientos y ella expresarme los suyos. Soy feliz por haber tendo a una gran abuela.

Paula Cuitiño - 2do año (ilustración: Benito Quinquela Martín)

Amistad

    Cuando la vi por primera vez en el bachi me di cuenta que en la mirada se le nota a veces que se siente mal, triste. Y eso fue lo que me atrajo, y me dio más y más ganas de hablarle. Creo que eso me hizo sentir identificada, ya que siempre fui así tímida y un poco retraída para poder integrarme. Recuerdo cómo sufría esta situación, muchas veces me perdía reuniones o cualquier evento al que me invitaban, por sentirme mal, triste. Pero todo era por mi timidez, por eso decidí acercarme a ella, tratar de hacerle ver que sólo se trata de poner un poco de uno. Que no hay nada más lindo que hacerse de buenos compañeros y amigos. Hoy todo quedó como una anécdota, nos hicimos muy compinches y logramos cambiar el sentirse mal y la tristeza por la alegría y tener el autoestima bien arriba.

Mabel Vizcarra - 2do año

Un compañero en Valentín Alsina

    Yo lo conocí a Juan Armando Rodriguez en el trabajo, trabajamos en la misma máquina los dos, en la fábrica de hilado.
    Con Juan compartíamos los mates, bizcochitos y charlas muy amenas. Él era un hombre de unos 65 años, con su cabello cubierto de hilos de plata, su tez morocha, ojos café cansados.
    Siempre nos contaba anécdotas de su padre. Su padre era un hombre de lucha, que peleaba por la igualdad, nos contaba que cuando ellos llegaron al barrio, era una zona completamente fabril; quedaba en Valentín Alsina, cerca del Riachuelo.
    Su familia se había mudado cuando él tenía apenas cuatro años. Nadie mejor que él para contarnos cómo era ese lugar antes de convertirse en el desagote de la mugre de las fábricas.
    Le gustaba contar que su padre llegó al barrio de pobres con un par de zancos, con libros, con un alias de guerra. Y decía: "Yo saqué el corazón luchador de mi padre y la bondad de mi madre".
    Por esos años eran tiempos difíciles; el padre de Juan luchaba contra la explotación del obrero. Pero se encontró con que muchos obreros no sabían leer, ni escribir. Por eso eran abusados en sus trabajos.
    Juan nos transmitía todo eso que él había aprendido de los relatos de su padre.
    Juan nos enseñó que nosotros los jóvenes podemos evitar que nos exploten, y que no tenemos que avergonzarnos por no saber algo. Que los compañeros están para ayudarnos y mejorar, y superarnos.
    Juan me dijo: "La humildad y la lucha van de la mano, cuando soñamos con una patria grande"

Mónica Valdez - 2do año

Bajo los jacarandá

    Pero hoy tampoco será el día para encarar a la muchachita de cuerpo pendular. Será mañana cuando nos encontremos en bancos enfrentados en la plaza de Parque Patricios. Como todos los días de la semana, un ritual que lleva meses. El primer encuentro se produjo cuando los jacarandá de la plaza brotaron de flores y llenaron de alegría nuestros ojos. Contemplábamos el cielo abierto en la ciudad y el espectáculo que nos brindaba la naturaleza. Respirábamos profundamente, nos llenábamos de vida, de nuestros pulmones además se nos escapaba un suspiro.
    Fue la primera vez que la miré a los ojos directamente y en ese momento pensé: "En la mirada se le nota a veces que se siente mal, triste", y eso fue también lo que me atrajo y me dio más y más ganas de hablarle.

Darío Julián - 2do año