Fue un día soleado y hermoso, cuando estaba en el parque caminando y sin querer tropecé con una piedra, la herida de la rodilla molestaba mucho por su ardor, quedé allí tirada sin poder moverme hasta que vino un muchacho morocho, con ojos azules, muy guapo, y me ayudó a levantarme sin preguntar nada, simplemente me ayudó... Fue entonces cuando quedé impactada por su belleza por unos largos segundos y sólo le dije "Gracias"; él, sorprendido por mi reacción me dijo que no fue nada y que le gustaría volver a verme, fue entonces cuando le dije que frecuentaba el parque y que lo haría la próxima semana. Luego de despedirlo me dirigí a mi casa con millones de mariposas en mi panza; me flechó a primera vista.
Estuve desde el lunes en que lo vi hasta la próxima semana con el muchacho de ojos azules en mi cabeza. Llegó el día de volver a verlo. cuando llegué al parque no hubo nadie, sólo niños jugando y perros corriendo; fue en ese momento cuando me decepcioné mucho, sentí una frustración gigante y horrible, sentí que el amor no existió jamás para mí. Y desde entonces me dediqué por entero a soñar, soñé durante tres meses seguidos acurrucada en mi rincón, donde me sentí protegida toda la vida y durante esos tres meses, hasta que llegó el amor de mi vida y fue el momento más feliz de mi vida, creí de nuevo en el amor.
Brenda Medrano - 2do año (ilustración: Marc Chagall)
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